Hace unos días, la precursora de éste blog subió un posteo respecto de sus tattoos. Me di cuenta que pocas personas de las que conozco no tienen tatuajes, aunque sea uno pequeñito. Yo misma me hice uno a los 17 años casi clandestinamente con una amiga y lo escondí por semanas. Hace algunos otros años que vengo ideando un diseño que nunca llevo a cabo porque por una cosa u otra, siempre cambia. Lo que pasa es que soy de las que cree que más allá de la estética, tienen que tener un significado, un lugar original donde hacérselo pero también poco visible para no cansarse de verlo y otros requisitos (sisí, excusas para no encontrarme con las agujas); porque al fin y al cabo, no solo no se borran, sino que solo tenemos un cuerpo. Escuché en otras personas que según el estilo del diseño tendrían que ser simétricos en ambas extremidades del cuerpo, por ejemplo: si me hago una estrella en un brazo, debería hacerme otra igual en el brazo contrario; no solo me parece una boludes, sino que es gastar doble sin sentido. Otros, prefieren los que no tienen significado ni un por qué, más que el hecho de que queden lindos… y a veces ni siquiera, como en el caso de los tribales, no se qué opinan ustedes pero a mí me parecen bastante feos.
Lo extraño es que uno cuando lo
quiere, lo quiere, y pone el cuerpo.
Sabe que eso que está ahí no se va a borrar más y puede que a los 80 años, con
la piel arrugada ya no sea tan bonito eso que en un principio era una flor,
pero aún así, uno se tatúa. Me hizo acordar que los adolescentes en la plenitud
de los cambios puberales comienzan a tener conductas que les sirven para
“hacerse un cuerpo”, representarse psíquicamente el cuerpo que de repente ya no
es el de un niño y empieza a cambiar; por eso los piercings, no bañarse, la
ropa, escribirse y tatuarse. Pero los
adultos ¿qué excusa tenemos? Probablemente la misma: hacernos de un cuerpo que
cambia, (esto no te habilita a no bañarte, ok?) En una época donde todo es
efímero, donde vivís a full todo el día, donde todo pasa rápido, probablemente
solo nos queda el cuerpo hasta la muerte, y éste cambia: subimos y bajamos de
peso, si hacemos ejercicio empiezan a salir músculos, si no hacemos empiezan a
caerse, enfermamos, salen arrugas, verrugas, a más de uno hasta orugas! Puede
que busquemos que algo permanezca igual, intacto en nuestra “maquinaria” sin
importar qué tanto ésta se rompa o desgaste, y creo que el tatuaje al venir
acompañado de un sentido estético le da un plus de valor. Habría que
reflexionar qué valor se le da al cuerpo para tratarlo acorde a ese valor. Yo
creo que tiene uno muy alto, porque al fin y al cabo sin él no podríamos sentir
o vivir, pero no creo que siempre seamos conscientes de que todo nos pasa por
el cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario